Los retos de la inmigración
La política honesta
En Salt es posible recuperar la plena convivencia con un compromiso activo con el civismo y la educación
Miércoles, 2 de febrero del 2011La seguridad, la cohesión, la convivencia y una sociedad de oportunidades son buenos motivos para seguir esforzándonos cada día en Salt con esperanza. Pero necesitamos la ayuda de la Generalitat y del Estado. El éxito de nuestras propuestas para ser un solo pueblo tiene que convertirse en un ejemplo de la consecución de la cohesión y la fortaleza social en toda Catalunya.
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Información publicada en la página 8 de la sección de Opinión de la edición impresa del día 02 de febrero de 2011 VER ARCHIVO (.PDF)En el gobierno del Ayuntamiento de Salt no nos resignamos ante las dificultades y hemos desarrollado un plan estratégico para afrontarlas. De momento, la sociedad civil y el compromiso del ayuntamiento con los vecinos y vecinas han conseguido atajar la tensión y la crispación, pero ha llegado la hora de los compromisos firmes, más allá de las palabras y de los discursos. La política honesta consiste en seguir trabajando cada día a favor de la esperanza y en contra de la resignación, como hace mucha gente en Salt.
Pero en primer lugar está la seguridad. Esta es una cuestión clave que hay que solucionar con urgencia. Los vecinos y vecinas no podemos convivir con personas que insultan, agreden, roban o atentan contra las normas cívicas y de convivencia. La ley debe cumplirse de forma más rigurosa y estudiar si hay que impulsar reformas legislativas. La Generalitat y el Estado tienen que asegurar el orden. Cuando alguien roba, no puede estar en la calle al día siguiente. Yo comprendo a los vecinos y vecinas que vienen a quejárseme directamente de esto y las autoridades tienen que darnos soluciones. Estas reivindicaciones son justas.
Estamos desarrollando algunos ejes para afrontar el crecimiento de población recién llegada. Salt ha crecido entre un 6% y un 43% durante la primera década del siglo XXI. Este es un cambio de muchas consecuencias. Debería haber sido afrontado con valor por medio de una apuesta diferente. Debería haberse invertido más en educación, sanidad y servicios sociales. Al no hacerse, se creó una fractura de desprotección social, tanto para los autóctonos como para los recién llegados, que sufrieron una disminución de su bienestar por residir en un lugar con un porcentaje alto de inmigrantes.
Lo primero que tenemos que hacer es seguir tomando decisiones políticas con valentía. En esta legislatura lo hemos hecho. Tenemos un plan firmado con la Generalitat y el Estado para reformar el sector centro de Salt. Tener tantos pisos en el corazón de la ciudad ha causado problemas. Algunas calles y plazas públicas están colapsadas. Pisos sobreocupados. Los bancos, que son propietarios de muchos pisos, se han desentendido. Escaleras comunitarias en malas condiciones. Por lo tanto, hay que actuar para crear espacios verdes, esponjar, tener aceras más anchas. Construir una ciudad más amable y cívica. Las actuaciones urbanísticas beneficiarán a todo el mundo y, sobre todo, crearán las condiciones necesarias para que Salt recupere los pilares fundamentales de cohesión. Los resultados no serán inmediatos. Las situaciones complejas requieren soluciones estructurales, de efectos lentos, pero profundos.
Todos los vecinos y vecinas debemos creer que es posible recuperar la plena convivencia «en paz y bien» por medio de un compromiso activo con el civismo y la educación. Nuestras escuelas e institutos deben seguir desarrollando un intenso trabajo para crear perfiles preparados para incorporarse al mercado de trabajo. La educación es la mejor garantía de que el ascensor social funcione y exista una verdadera igualdad de oportunidades. También tenemos que conseguir prestigiar la escuela pública de Salt de forma que todos los padres y madres vean, en nuestra escuela pública, una oportunidad para el aprendizaje y la excelencia. Pero la educación va mucho más allá. Es una actitud. Una actitud en contra de las acciones incívicas. Y en este sentido, Salt debe ser también villa educadora. Seguir construyendo nuestro pueblo sobre una base de derechos y deberes. El civismo y la educación deben ser piezas clave para poder vivir en paz y bien.
Tengo toda la esperanza en el futuro de Salt, porque conozco sus atributos de pueblo fuerte y articulado. Hubo un grupo de hombres y mujeres, hace años, que creyó que Salt podía ser un pueblo independiente. Tenían fe en las capacidades de sus vecinos y vecinas y lo consiguieron. Ahora es el momento de creer que vuelve a ser posible un gran horizonte para unirnos. Cuando lo hemos pasado mal, hemos unido nuestras manos, las de todos y todas, para señalar una ruta de salida y de bienestar. Un grupo de hombres y mujeres señaló una salida para los problemas durante la manifestación del sábado 22 de enero: unidad. La política honesta es seguir luchando cada día, porque la esperanza en el futuro es una convicción arraigada e indestructible.
Alcaldesa de Salt.
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